Representa un tipo de sociedad “superísima, construida con superlativos, pero sustancialmente carente de contenidos” PIGNOTTI
La publicidad, en opinión de algunos, “borra los límites entre idealidad y realidad, creando una idealidad superlativa a la hora de reflejar la realidad con ojos de comerciante” SPANG
La publicidad en definitiva, fomenta una forma de escapismo, debe hacer soñar, no pensar y debería quedarse en solo eso, por nuestro bien...
Este carácter idealizante, ilusorio, ha llegado a provocar en la llamada opinión pública la identificación del universo que la publicidad representa con la irrealidad. Nada bueno para el anunciante a lo que muchas campañas han respondido con sus nuevos modelos poniendo en relieve cómo la publicidad se adapta. Campañas muy efectivas y que han tenido una perfecta acogida en las mujeres.
También nuevos modelos de publicidad que yo no comparto, pero ahí está su estrategia que esta funcionando... Y hablo del “Yo no soy tonto” que se acerca más al populismo vulgar... no se qué prefiero, publicidad utópica o populista... creo que me quedo con la utópica.
Todos hemos visto anuncios de Balay, con sus perfectos electrodomésticos insertos en una cocina de 80m2, al igual que hemos visto a “la Schiffer” anunciar productos de belleza anti-arrugas cuando sabemos que ella toma Bottox para desayunar.
Todo esto alberga el “Yo no soy tonto” de Media Markt, que ha aprovechado el entorno aspiracional para decir al consumidor: “Tu no eres tonto, también lo puedes tener, yo te lo doy, para que no seas desgraciado” eso sí... en cómodas cuotas. Quedaron atrás los años en los que se ahorraba para comprar algo. En definitiva, vivimos en una sociedad de no sufrimiento, de superficialidad, de inmediatez.
No se si por falta de medios técnicos o porque sencillamente no se llevaba, la publicidad de los 60´s, 70´s y 80´s era más creíble. Dejando a un lado las cuestiones de machismo que reflejan algunos anuncios, los entornos en los que se desenvolvía el spot eran más cercanos, más nuestros...y los emisores se parecían mucho al destinatario, aunque fueran referentes ideales, para dicha sociedad eran realmente creibles. Sin embargo, hoy, aunque nos quieran convencer de que la chica de Special K es como el Target al que refleja hay que decir que NO, principalmente porque la chica se puede parecer o no a una, pero aparece en una oficina idílica, en su despacho, claro, en una casa idílica y con unos tipos que al parecer los cultivan para hacer los anuncios y luego desaparecen cual fantasma. Nada creíble en definitiva... puramente aspiracional. Y es que en el mundo en el que hay vivimos la gente se pasa la vida “aspiracionando”, en ello se basa la sociedad de consumo, en que no paremos de consumir, en ponernos la zanahoria cada vez más lejos.