
La publicidad empuja, refleja modernidad y cambio que creemos obvio, pero con estos acontecimientos, incluso en el país más adelantado, surgen de las entrañas de la sociedad nuestras raíces.

¿Esta la sociedad estadounidense preparada para que un negro o una mujer se conviertan en su 44 presidente? ¿Funcionará en las urnas los resortes sexistas o raciales, por encima de la inteligencia, preparación o competencia profesional?
Podemos decir que el mundo ha cambiado, que el machismo y el racismo (el explícito, eso sí) ha ido quedado dilapidado por la sociedad, ser machista o racista se ha quedado “carca”. También hay que atribuir parte de este éxito a la publicidad, que ha promovido una imagen de
mujer no sumisa, de negro como igual, quedando los machistas y racistas como el verdadero sector marginado y desfavorecido. Con todo esto hablamos en todo momento del mundo occidental, porque el otro es punto y aparte.
La sociedad de EEUU, aventajada en todos estos términos, con las elecciones de este año están cristalizando opiniones, rompiendo techos de cristal, sí, pero blindados.
Es en estas ocasiones es cuando resurgen en la sociedad los aspectos que han calado hondo a lo largo de mucho mucho tiempo. Podemos observarlo cuando nada más hablar de las elecciones de EEUU oímos decir: ¿Tu quién crees que va a ganar,
la Mujer o el Negro? Como si estos fueran sus únicos atributos. Puede ser que seamos tan ciegos como para sólo ver esos detalles que deberían ser tan ínfimos para un político. Se atribuyen todos sus discursos a un “lo dice porque es mujer” o a un “lo dice porque representa a una minoría étnica”
Tristemente para las mujeres, a las que todavía nos quedan resortes machistas, por muy feministas que seamos, no suelen gustarnos las de nuestro mismo sexo, sobre todo si van a mandarnos. Por otro lado, se puede decir, y de esto también la publicidad tiene gran responsabilidad, que la sociedad no es racista, sino clasista. Se desprecia al moro que va en el metro, pero se admira al potentado Señor árabe que viaja en su yate y veranea en Palma de Mallorca. Con Obama pasa algo similar: Se necesita ser muy gusano para tener sentimientos racistas frente a él. El tipo no provoca ninguna clase de rechazo. Al contrario, atrae a las clases altas, a los profesionales, intelectuales y universitarios. Obama hace que los estadounidenses se sientan tranquilos y políticamente correctos. Los lleva a pensar: ¡Que bien, es negro y me gusta! Todo esto recuerda a algunas visiones sociológicas sobre “el regalar”. Hagamos la analogía: Si bien la gente regala algo a alguien, algunos piensan que no se regala para agradar al destinatario, sino para sentirnos bien nosotros mismos cuando regalamos. Regalar es la mejor manera de comprar un agradecimiento. En fin, un acto egoísta disfrazado. Pues eso mismo, pienso, puede estar pasando con Obama y Hillary, y ellos lo están sabiendo utilizar sabiamente.
La publicidad constantemente propone una mujer equilibrada intelectualmente, con las ideas bien claras, preparada, una que no titubea a la hora de dirigirse a su marido, y de si es necesario enfrentarse a él y afirmar “Porque yo lo valgo” en lugar de “Porque soy abnegada”. Por ello numerosos grupos feministas de EEUU han retirado su apoyo a Hillary, porque le echan en cara no haberse divorciado después del escándalo Lewinsky y demás escarceos. Le reprochan su sumisión y preguntan qué garantía de no sometimiento a otras presiones (sociales, militares...) puede ofrecer alguien acostumbrado a soportar tanta humillación.
Aunque es imposible que una mujer como Hillary se hubiera presentado en los 60´s o 70´s a la presidencia de EEUU vamos a suponerlo por un momento. Si ella entonces se hubiera separado por dichos acontecimientos no se lo hubieran perdonado. Se la estaría criticando por no tener sentimientos, abnegación y capacidad de sufrimiento, por no poder olvidar los escarceos de su marido.
Dice Nuria Ribó: “Allí, las mujeres no ocupan altas esferas de poder, porque se necesita mucho presupuesto para desarrollar una carrera política. Y ya sabemos que el dinero es masculino...”
Y todos sabemos que el dinero Negro no esta bien visto.
Ya se verá...
Fuentes: RIBÓ, Nuria.
Hillary Clinton. Retorno a la casa blanca. Ed. Belacqua,Barcelona 2007
Ainhoa Julián